estas orillas

Cada instante de vida es un inexplicable encuentro que nos conduce a la muerte, como marineros de vela ardiente, abrimos nuestros brazos al desierto. No somos valientes somos instinto que quiere devorar el silencio. Dar un grito, dejar un hijo. Parir letras. Haciendo ruido convertimos en pinceles los bosques, llenemos de huellas el camino y de suspiros los inventos. A cada uno le pesa la patria y la historia a cada uno le llueve su lengua y su calle. Cada uno vale el encuentro y la despedida.

Quiero quererte como no supe hacerlo y me detengo. Cómo implorar al pasado el recuerdo no vivido, en aquel tiempo no supe bordar el futuro suelto, no fueron diestros los dedos para el tejido del deseo. No sirvieron las pestañas como amarres de miradas. En cambio deshebré todos los hilos soy esta y no otra sin tejido todavía con los hilos de mis venas, sin paisaje de ida y vuelta en la playa de tu boca. En mar abierto, mis pies peces… Lo presiento: bola de estambre es el mundo uñas de gato mi juego.