estas orillas

Mi monstruo tiene un ojo de vidrio, tiene un pasado, también tiene unos pantalones negros, a mi monstruo le gusta ver el sol con el único ojo que tiene, mi monstruo desea sonreír, pero a veces se le olvida. Luego con trabajo, cierra su ojo y duerme, también duerme su ojo de vidrio. Piensa en una cena con flores y se acuerda del agua de jamaica. Mi monstruo despierta con su ojo de vidrio, el otro, sigue dormido, mira a su alrededor y se imagina muchos colores, después considera un par de preguntas que siempre se quedan sin respuesta. Y piensa en el desayuno. Yo he pensado que mi monstruo está vivo. Pero ahora, ha vuelto a cerrar sus ojos.

Nuestra memoria que en su lejanía inventa el pasado, mi memoria, que te inventa siempre distinta, mi sangre que calla su voz debajo de la tierra. Lágrimas que perforan todos los huesos, los duendes, que juguetones transforman a la fortuna, los molinos que juegan con el cielo. Pero a ti y a mí se nos acabaron las nubes del presente, las palabras no encuentran el milagro y cruje nuestra alma, llueve, y en el hueco de nuestro pecho los signos incomprensibles de la nada.