Se perdió el futuro

Esta noche, quizá otra conoceré a alguien y me enamoraré…

Porque en cada encuentro no podemos negar el Plan Divino, aquel, del que nosotros los hombres permanecemos ausentes.
Aquel que une las almas de las más extrañas maneras. Las une, luego elegimos, pero qué podemos elegir si no sabemos quienes somos, quién es el otro.

Te miro, no pareces lo que eres, en tus ojos algo brilla ¿tu pasado? Quizá la esperanza del camino, quizá lo que sabe tu imaginación y no me dices. Aparece en ti, en tu presencia, esa marca borrosa de la que sabe algo que yo no y eso me fascina, pero cómo elegir entre tu y yo si no nos conozco. Ahora pienso, me desdibujo.

- Anda querida, ¡elígeme tu a mi ! -

Impulsa mi sangre en este encuentro.

Encuéntrame aquí, junto a ti. No mejor no, déjame ir y vete sabiéndome tuya. Es mejor ese final que otro más aburrido y cotidiano. Comprendes mi pasado, no lo niegas y eso me gusta, puedes compartirlo como plática veraniega en las bancas de algún parque. No pretendes que lo supere, que lo olvide, que te explique porque preferí sonreír a escondidas con mi prostituta. Sigues aquí. Me descubro.

Esa soy yo también la que es rescatada, no la heroína, la que elige mal y goza pero también llora. Elígeme a mi en tus pasos, abrázame, despídete. Déjame ir en picada al oscuro mundo donde no hay nada más que pasiones borrosas sin sol en el mar.

Entonces tú, sencilla, discreta, segura, te sentaste en el lugar vacío de ese día en la mañana, yo te vi sin remedio, toda, completa, todo lo que podía ver desde esta tribuna, las huellas de tu andar, tu elegante mirada sin respuestas pero con preguntas. Tu vestido verde, y más allá el camino con tus pasos… luego, adentro de mis dedos acomodé los detalles, alineé la prosa con la poesía, recordé la ortografía. Te hice un cuento.

Te gustaría que te lo cuente pero no lo hago.

Rechace mi ser por ella, por amanecer al desayuno, por dormir con sexo entre las pijamas. No quise mi soledad, no supe quererla, viví sin mi, con ella, con mi puta y sus tetas, sus pinches tetas grandes, gloriosas, sin leche de hijos, con sangre; y tu lo sabes pero no quieres saberlo. Traviesa.

Me preguntas de esos años, finges rescatarme pero quieres decir adiós en este futuro. Ya no te importo. El divino encuentro ha dejado su marca con eso te conformas, escapas. Yo escapo al lado contrario de tu espalda.

No te das cuenta que es este amor el fruto que no encuentra boca para comerlo con dulces y canela.
No hay nada. es esta revolución y un cuento; y tú, un re encuentro con esa historia de las cosas perdidas, las cosas que no tuvimos, los lugares a donde no fuimos.

Dime que sí… o mejor no.

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