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Mostrando entradas de junio, 2010

Luchaba contra sus ideas

Luchaba contra sus ideas, pero no podía, dueño de ellas, y sin embargo, parecía que se sostenían sin él. Adentro era una batalla, el cerebro delicado se revestía de rojos colores: sangre. Se imaginó otra idea para luchar contra aquellas que parecían haber nacido solas, ajenas, distantes. La parte en la que vivía pensaba muy a menudo que él no podía haber cosechado esas ideas, no debía pensar en ellas, la negación de esa idea la hacía levantarse aún más verídica y poderosa. ¿Quién era sino sus ideas? Y si las desconocía, entonces, ya no era. No quiero ser aquel ajeno a mi que se levanta en mi mismo sin que yo luche contra mis ideas.
En el penúltimo parpadeo de esta tarde despido al iris del sol que se esconde abajo de la noche. ¿Dónde amanece la luz que ya no es mía? Viaja en secreto esta duda más allá del polvo en las montañas, de los cangrejos de piel robusta, de las heridas en el cielo. Viaja, para traerme el parpadeo de un nuevo día y vivo en el recuerdo de la muerte que fui ayer, recordándome la muerte de mi hoy que será tinta negra de luto en la palabra del que se despide y se saluda.